Un olor a mantequilla (fragmento)
- Alejandro Gómez
- 26 oct
- 1 Min. de lectura

(...) entraba a esa luz con la naturalidad de quien entiende el secreto de los espejos: que solo devuelven belleza a quien ha aprendido a mirar. Su presencia ajustaba el enfoque de la noche, como si el cielo bajara un poco el hombro para ser más cercano. Había en ella un ritual de cuidado —la piel en diálogo con la crema nocturna, el cabello ordenado como una promesa— que revelaba el alto oficio de la delicadeza. Si él llegaba roto por dentro, bastaba verla colocar panes sobre un plato —ese viejo gesto doméstico que siempre olió a domingo— para sentir que a la realidad le crecían alas. (...)



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